lunes, 18 de agosto de 2025

LOS FANTASMAS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, FANTASMAS Y CIUDADES EN RUINAS

 

La guerra deja más que ruinas e historias: deja ecos. Susurros que lleva el viento, el tenue sonido de pasos en campos de batalla vacíos y sombras que no encajan del todo. 

La Segunda Guerra Mundial, uno de los capítulos más oscuros de la humanidad, no solo fue una época de inmenso sufrimiento, sino también caldo de cultivo para leyendas de lo paranormal. Por toda Europa y más allá, perduran historias de campos de batalla embrujados y ciudades devastadas por la guerra, recordatorios de que no todas las almas encontraron paz cuando callaron las armas.

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Aquí se presentan algunos de los hechos más escalofriantes y cautivadores donde la historia se encuentra con lo sobrenatural.

1. Los soldados fantasmas de Dunkerque

Dunkerque, Francia, fue testigo de la desgarradora evacuación de las tropas aliadas en mayo de 1940. Si bien más de 300.000 soldados escaparon de la muerte por los pelos, un número significativo perdió la vida. Las playas, antaño repletas de cadáveres y equipo abandonado, se han ganado la reputación de ser escenario de avistamientos espectrales.

Tanto visitantes como lugareños afirman haber visto figuras fantasmales con uniformes andrajosos vagando por la orilla como si esperaran ser rescatados. Los testigos describen haber oído pasos incorpóreos crujiendo en la arena y tenues murmullos de hombres hablando en francés e inglés. Por la noche, algunos afirman ver un batallón fantasma completo marchando hacia el mar oscuro.

Un visitante de la década de 1960 relató con escalofriante vísceras:
«Vi hombres en la playa a la luz de la luna; docenas de ellos, como esperando barcos. Pero al acercarme, desaparecieron. Seguía oyendo las olas y los susurros, aunque no había nadie».

Dunkerque es un símbolo de supervivencia, pero quizá para algunos su última misión nunca se completó.

2. Los espíritus inquietos de Oradour-sur-Glane

El pueblo de Oradour-sur-Glane, en Francia, permanece congelado en el tiempo. El 10 de junio de 1944, soldados de las SS nazis masacraron a 642 civiles y arrasaron la ciudad. A diferencia de otras ciudades, Oradour nunca fue reconstruido. Las ruinas se alzan como un monumento conmemorativo: un cementerio de silencio y dolor.

Los visitantes describen la abrumadora sensación de inquietud al caminar entre las ruinas preservadas. Se dice que emanan susurros de la iglesia destruida, donde perecieron decenas de mujeres y niños. Algunos turistas afirman haber oído gritos débiles o el tañido de una campana que no ha sonado en décadas.

Los fotógrafos que visitan Oradour a veces reportan sucesos inusuales: cámaras que fallan o capturan extraños rayos de luz. Un fotógrafo recordó: «Cuando revelé la película, había figuras sombrías en la entrada de la iglesia. Pensé que era un efecto de la luz hasta que recordé que no había nadie cuando tomé la foto».

Oradour es un escalofriante recordatorio de la crueldad humana, donde el pasado se niega a desaparecer.

3. El piloto fantasma de los aeródromos

Por toda Inglaterra, antiguos aeródromos de la Segunda Guerra Mundial permanecen dispersos por la campiña. Muchos están abandonados, recuperados por la naturaleza, pero se dice que están embrujados por los pilotos que nunca regresaron de sus misiones.

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